Quién me quita lo bailado: un año aprendiendo SEO

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Como ya saben los que ya han leído otros artículos de este blog de SEO o los que me siguen o nos seguimos mutuamente en Twitter, escribo sobre SEO desde el punto de vista de quien está aprendiendo y quiere compartir lo que (cree) va entendiendo.

El camino del aprendizaje en esta materia, algo que reduciendo mucho definiría con mis propias palabras como “el conjunto de técnicas para posicionar webs mediante palabras clave en los resultados de los motores de búsqueda”, es bastante duro.

Aclaro que definir lo que es el SEO en una frase es arriesgado, más teniendo en cuenta que hay definiciones mucho más detalladas y precisas.

En los últimos años ha habido una explosión de SEO en los países de habla hispana. No sé si atribuirlo a la situación económica tan extrema que se vive en muchos lugares, algo que hace que la gente busque nuevas maneras de ganarse la vida, o al cada vez más inestable mundo laboral, donde tener una carrera, o varias, ya no es sinónimo de conseguir “buenos” trabajos.

También, creo, hay un motivo más (entre tantos otros), y es precisamente el que me ha empujado de cabeza al SEO y el motivo por el cual dedico cada día horas y recursos al aprendizaje: no querer volver a trabajos de mierda.

Sé que es muy relativo. Hay personas que están años de su vida estudiando para sacar una plaza en algún puesto (desde mi punto de vista) gris, ya sea de funcionario o de algún otro cargo bien remunerado.

Otros se dejan la vida y la pasta en carreras, másters y doctorados para estar el resto de su vida trabajando en algo que no les llena. Siempre pienso en esa frase que dice que el fin debe estar presente en el camino. Algo que al estudiarlo no te llena es una garantía de que ejercerlo como profesional tampoco lo hará.

Y otras personas, a las que no nos gusta estudiar (lease aprender de memoria chorradas que no te sirven de nada en la vida práctica), en las que me incluyo, y nos hemos pasado la mitad de nuestras vidas (o más) partiéndonos las espaldas y las manos construyendo casas que nunca habitaremos, cocinando platos que nunca comeremos o sirviendo en restaurantes que nunca pisaremos, a menos que sea para limpiar o servir.

Hay excepciones. Pero conozco en persona muy poca gente que trabaja de algo que disfruta o que disfruta de lo que hace en el trabajo. Una de estas personas, como no podía ser de otra manera, es un SEO.

Observar cómo vivía de la misma manera que yo, organizando su tiempo a su antojo pero pudiendo trabajar de algo que le gustaba y desde casa, no como en mi caso que para ganar unos duros tengo que ir a lugares que no me gustan y hacer cosas que me gustan pero que no quiero hacer, o al menos no por una mierda de sueldo.

Eso, principalmente, me empujó a tomar la decisión de volcarme de lleno a aprender SEO.

Creo que las relaciones en cómo producimos y consumimos están cambiando, y por lo tanto también esto abre nuevos horizontes para vivir y trabajar de otra manera.

No digo que todo sea bueno, para nada, pero sí es cierto que se abren posibilidades hasta hace un tiempo impensables.

Recientemente cumplí ya un año creando mis propias webs, haciendo mis propios experimentos y aprendiendo un montón de cosas, motivo por el cual decidí crear este blog y utilizarlo para seguir aprendiendo, experimentando y probando cosas nuevas.

Las patas del SEO

Me he dado cuenta de que el contenido es una de las cosas que más me interesan del SEO. No soy de los que repiten la frase hecha (a veces atribuida a Bill Gates, aunque quizá sea más vieja) de que “el contenido es el rey”.

Creo que el caso del posicionamiento web, además del contenido están los enlaces, también nuestro amado/odiado Google (o el buscador que sea, pero en nuestro contexto sólo importa éste) y el usuario. Algo que en mi mente se visualiza como las 4 patas de una mesa:

Todos los factores, esos 200 que cada tanto se enumeran, están relacionados siempre de alguna manera u otra con alguno o más de estos cuatro elementos.

Cosas que he aprendido

Entre las cosas que quiero destacar, este último año considero que aprendí:

  • Hay que mirar bien las SERP antes de lanzar un proyecto. Incluso antes de tirase a comprar un dominio. Algo que me costó bastante trabajo y dinero (malgastado en dominios, sobre todo) aprender. Con mirar bien no me refiero sólo a ver si los primeros resultados son fáciles de superar. También ver cómo evoluciona el buscador ante ciertas búsquedas.
  • No es necesario utilizar un millón de herramientas. Está claro que las herramientas te facilitan mucho el trabajo. Pero se puede hacer SEO perfectamente con herramientas SEO gratuitas, con las propias herramientas de Google y con mucha imaginación. Aunque si me tengo que llevar alguna a una isla desierta, está claro que como Ahrefs no hay nada.
  • El contenido no es el rey. Es importante. Sin contenido no hay nada, pero sin los otros elementos de mi mesa imaginaria tampoco.
  • Los enlaces de prensa están sobrevalorados. Ni siempre son los mejores para un proyecto, ni siempre son buenos por ser de prensa. Está claro que no estoy hablando de un enlace de El País con un artículo temático apuntando a tu nicho, sino los enlaces que venden en la mayoría de plataformas y a precios accesibles. Hay cosas buenas, pero como también hay enlaces gratuitos que también son muy útiles.
  • Hay que probar y experimentar. Da igual que alguien te diga que si haces esto pasa aquello. Siempre que sea posible hay que probar las cosas: ¿me penalizarán si hago esto? ¿aumentará el CTR si añado tal cosa? ¿Y si meto 200 enlaces en una semana? Todo, creo yo, que hay que probarlo. En esto del SEO nunca, nunca, dos resultados serán iguales.
  • Hay que mirar bien un dominio expirado antes de comprarlo. Puede ser que tenga las mejores métricas, pero es necesario ver el nivel de spam, si ha sido penalizado, etcétera. Para lo primero lo mejor es Ahrefs, y para lo segundo Sistrix, ya que si hay penalizaciones podemos ver si en ese momento hubo alguna actualización del algoritmo.
  • Reducir costes y evitar comprar plantillas hasta que un proyecto genere dinero. Simplemente porque si una web no tira, mientras menos gastos tengamos mejor.
  • Redactar uno mismo los contenidos hasta que empieces a generar dinero. Por lo mismo que el punto anterior. Está claro que con la experiencia las cosas cambias y puedes asumir ciertos riesgos.
  • Es posible posicionar palabras muy complicadas jugando con el enlazado (interno y externo) y una buena optimización del texto. Con esto no quiero decir que vayas a posicionar la web para todas las búsquedas importantes, ni mucho menos.
  • Es posible posicionar sin enlaces. Siempre que las palabras clave tengan muy pocas búsquedas. Pero, si posicionan sin enlaces ¿qué pasaría si le metes enlaces? Pues que abarcará muchas más palabras clave, ganará más visibilidad y atraerá muchas más visitas. Y eso es lo que buscamos, ¿no?
  • Hay muchas posturas ridículas en el SEO, así como teorías absurdas. Pero el SEO no es una teoría. Y las teorías son buenas para amenizar prácticas, para creer que las entendemos, pero no para reemplazarlas.
  • Hay mucho fantasma en el mundo del SEO (y del marketing digital en general). Sobre todo aquellos que sin tener ni mucho que ofrecer, ni buenas dotes pedagógicas, demuestran (ellos mismos lo dicen) que ganan más dinero vendiendo infoproductos que haciendo SEO.

Aunque aprendí muchas cosas más, creo que lo dejo ahí o no acabaría nunca. De algo que ahora soy consciente es de que, como sucede con casi todo lo complicado, más aprendes y más cuenta te das de lo poco que sabes. Por eso, este año, me toca seguir aprendiendo.

Y este blog, donde intentaré semanal o quincenalmente publicar artículos sobre herramientas, experimentos, recomendaciones e ideas, será simplemente un diario de viaje de este aprendizaje.

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